Tras la incineración de Nicoletta, Agustín es incapaz de recordar la última voluntad que ella le confío, pero la fallecida, que conocía bien a sus amigos, ha dejado su último deseo escrito en un papel: quiere que sus cenizas sean arrojadas al viento desde la pasarela de la corrala. El chulo de Lena le exige a Yago el pago del dinero que ella le debe. El joven se enfrentará al mafioso hasta que éste descubre su punto débil: Alma.